Fuente : Deutsche Welle
En pleno proceso de ratificación del tratado de libre comercio entre la UE y Colombia, las ventajas de éste se enfrentan, una vez más, en un debate en Bruselas a la situación de los derechos humanos en el país.
Justo el día en que entró en vigor el tratado de libre comercio (TLC) entre Estados Unidos y Colombia y un atentado con a un ministro deja dos muertos y 39 heridos, un debate en el Parlamento Europeo en Bruselas enfoca la situación de los derechos humanos en el país.
La pronta ratificación de un TLC con el bloque europeo abre la puerta a su cuestionamiento, sobre todo en lo que atañe a lo no comercial. En ese contexto, la violencia en el país latinoamericano y la situación de los derechos humanos son la cara oscura de una moneda en cuyo reverso brilla una de las economías de mayor crecimiento en América Latina.
Así, en el encuentro en Bruselas –convocado por un grupo de eurodiputados de todas las fracciones- se subraya la gravedad de la situación de los desplazados en el año 2011. Y se destaca también los ambiciosos programas estatales de reformas legales e institucionales a favor de los derechos humanos.
Un socio importante
“Colombia es un Estado moderno que comparte valores democráticos con la UE”, afirma Charles Michel Geurts, de la unidad de derechos humanos del Servicio Europeo de Acción Exterior. “Es un socio importante de la UE y su gobierno ha hecho grandes avances en materia de derechos humanos ; ha reconocido el conflicto ; ha presentado un ambicioso programa de protección de derechos humanos y está mejorando el marco institucional”, añade.
Además, la colaboración de Bogotá en los foros internacionales demuestra el talante abierto e incluyente del país ; desde esta óptica, el tratado con la UE –con sus cláusulas en materia de derechos laborales, ambientales y de derechos humanos- será una herramienta para llegar a mejores resultados concretos, afirma el diplomático europeo.
El comercio como herramienta
Pero, ¿qué tiene que ver un tratado de libre comercio con la situación de los derechos humanos ? “Creemos que van de la mano : la internacionalización creciente de nuestras economías ha ido paralela al incremento de estándares ambientales, laborales y de derechos humanos, que siguen siendo tareas en progreso. El tratado crea condiciones para llevar oportunidades a los que más han sufrido la violencia : campesinos e indígenas han sido las principales víctimas de las FARC, ELN y de los grupos paramilitares. Instrumentos como el tratado de libre comercio, además, evitan la doble victimización de países como Colombia : castigarnos con el aislamiento, después de haber sido y ser víctimas de violencia terrorista o criminal”, afirmaba por su parte Rodrigo Rivera Salazar, embajador de Colombia ante la Unión Europea.
Transnacionales y desplazamientos
Pero no todos los presentes comparten la optimista visión. “Sólo en 2011 259.000 personas fueron desplazadas. A pesar de que la crisis humanitaria se invisibiliza, se hace cada vez más evidente la relación entre las zonas de desplazamiento y los intereses por la minería y la agroindustria, componentes de la locomotora de desarrollo de Colombia, que garantiza normas y seguridad a las grandes transnacionales. Éstas ven en nuestro país todas las posibilidades para la explotación de nuestros recursos naturales”, afirma Soraya Gutiérrez Arguello de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH).
“Todos los días vemos en Colombia ejecuciones extrajudiciales, persecuciones, ataques contra defensores de derechos humanos. Estos hechos se atribuyen a bandas criminales, aparentemente sin relación con sectores del Estado, aparentemente sin vinculación con las antiguas estructuras militares supuestamente desmovilizadas en el gobierno anterior. Sin embargo, su accionar se mantiene en 31 de 32 departamentos del territorio nacional y manifiesta los mismos métodos. Cuenta con paramilitares supuestamente desmovilizados. Y con la complicidad y tolerancia de funcionarios públicos. Las víctimas son los reclamantes de tierras, sindicalistas, sectores de oposición y defensores de derechos humanos”, puntualiza Gutiérrez Arguello.
Así, la FIDH llama a los diputados europeos a exigir la inclusión en el tratado de mayores salvaguardas al respecto. A pesar de que el tratado cuenta con el beneplácito del mayoritario bloque conservador de la eurocámara, no faltan diputados de esta ala que también hablan a favor de esas salvaguardas.
“El papel es paciente”
¿Cómo se ve esto desde un grupo que se opone a los tratados de libre comercio como están planteados actualmente ? “Criticamos el tratado porque no queda claro a quién le viene bien. ¿Cuáles son las probabilidades concretas de que pequeñas y medianas empresas en Colombia puedan sobrevivir cuando un gran socio comercial como la Unión Europea llegue y con su competencia domine la industria local ?”, dice a DW el eurodiputado alemán Helmut Scholz, del bloque de la Izquierda Unida.
Por otro lado queda claro que “la clave está en la ejecución y el control de los derechos humanos, de los laborales y de los derechos de las poblaciones indígenas sobre su territorio. Dado que todo esto sigue en una zona gris, sin aclaración, hemos solicitado enmiendas a la resolución del Parlamento Europeo. Queremos incluir un mecanismo de sanción a través de una instancia de control. La UE está en capacidad de hacer propuestas concretas para el monitoreo de esos derechos”, añade Scholz. “El punto está en que éstas tienen que ser instauradas antes de la ratificación del tratado. De lo contrario, todo queda en palabras sobre papel y el papel es paciente”, concluye Scholz.
Como fuere y teniendo como telón de fondo el reciente atentado que se atribuye a una protesta de las FARC por el TLC con Estados Unidos, mucho apunta a que hasta que el acuerdo comercial entre la UE y Colombia sea ratificado por el Parlamento Europeo el debate -en torno a ambos lados de esa misma medalla que supone el país latinoamericano para el bloque europeo- será muy fuerte.
Autora : Mirra Banchón
Editor : Pablo Kummetz